Como Fundación sabemos que muchas veces la discapacidad mental no es lo único a lo que tiene que enfrentarse la persona con discapacidad y esto se evidencia más cuando atraviesan la etapa de la adultez. Existen barreras y prejuicios sociales que llevan a situaciones discriminatorias que dificultan la integración y adaptación plena en la vida de dicha persona. Es por ello que trabajamos desde un enfoque de derechos humanos sosteniendo nuestro trabajo en la Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Es nuestra intención que nuestra casa sea para los jóvenes su segundo hogar, que la reconozcan como un lugar donde puedan desplegar sus alas, donde puedan imaginar, inventar, divertirse y hacer amigos. Siempre motivados a realizar actividades donde puedan interactuar con las demás personas, y que se sientan parte del mundo circundante.